Trazos III

III

La hoja no entraba por el ojo de la cerradura, la caja se reía de él, eso lo enfureció. Para difuminar su ira arrojo la navaja a la estantería frente a él donde quedó clavada, le costó trabajo sacarla del lomo ahora agujereado de aquel libro. Mirándola sobre su mano creyó encontrar la solución. Pulso sobre el adorno y las cuatro cartas fueron desapareciendo en el interior de la madera una tras otra, cuando la última se ocultó la empuñadura se separó dejando al descubierto una pequeña y extraña llave. Sin duda el final a su búsqueda, el acceso a los secretos.

Al introducirla un escalofrió le recorrió todo el cuerpo. La luz de la habitación parpadeo, el viento abrió la ventana echando al aire todos los papeles desordenados en la estancia. La luz se apagó por completo durante varios segundos, al abrir la caja todo el ambiente enrarecido volvió a la normalidad.

El olor a madera nueva que escapó de su interior no contrastaba con la apariencia externa del estuche. Lápices de distintas durezas, colores de acuarelas, pinceles, una regla, gomas de borrar, un sacapuntas, un sinfín de útiles de dibujo. Eso solo en la parte superior, al retirar la primera batea Dani encontró un bloc de dibujo seminuevo debajo. Más tranquilo se acomodó para examinarlo detenidamente. Sobre la mesa estuvo varios segundos indeciso, fascinado por el descubrimiento.

La primera ilustración le maravilló. Un puente de madera en perspectiva desde uno de sus extremos se perdía en la profundidad del paisaje hasta la otra orilla, un río bravo discurría bajo él. En primer plano un paraguas apoyado en la balaustrada, cerrado, solitario, abandonado. ̶ La técnica es perfecta ̶ pensó. En la esquina inferior derecha una fecha “mayo 1945” y las iniciales “A.R.G”

En la siguiente página un bonito parque infantil, con sus columpios, toboganes, un tiovivo con su lona multicolor y un puesto de helados que rompía el horizonte. Un lugar idílico a la vez que triste. La soledad del paisaje se hacía palpable. Su abandono, a pesar de su aspecto impecable, lo hacía resaltar el autor con aquella solitaria bicicleta apoyada en uno de los bancos de listones blancos sobre el que se quedó una solitaria y pequeña canasta de picnic. Un mantel a cuadros extendido en la hierba y una botella de vino abierta junto a dos vasos.

Dani reparó en la firma. No coincidía con la anterior ilustración, su afición al dibujo solo hizo que la rúbrica le confirmará lo que ya sabía.

Así uno tras otro los dibujos compartían un común denominador: los paisajes.

Dani  era más de retratos, paisajes dinámicos y llenos de vida, playas repletas de gente, personas, caras, expresiones. Aunque últimamente se hallaba algo melancólico por el nuevo cambio de vida, lugares, amigos. Los echaba de menos.

Todavía quedaban páginas libres para llenarlas de trazos, descargar su frustración, relajarse por un instante.


La casa nuevamente vacía, desprovista de muebles, de sentimientos, pero llena de dolor, de una pena irreparable.

La familia, o lo que quedaba de ella tenía que volver a mudarse después de cinco años llenos de depresiones, discusiones, antidepresivos e interminables momentos de espera. Los peores momentos  para Vanesa y Alfredo.

Habían pasado cuatro años y medio desde la desaparición de Dani y todavía recordaban aquel maldito día, con el jardín delantero lleno de coches de policía con sus luces intermitentes azules y rojas. Un mes esperando una llamada de los secuestradores, que apareciera el cuerpo de Dani, o se presentara en casa de repente. Un halo de esperanza. El padre dolido pero resignado, la madre rota por la pérdida de su hijo y la incomprensible resignación de su marido. Ella en el fondo esperaba día tras día la vuelta de su hijo.

Los dos abrazados mirando lo que fue el peor hogar de su «feliz» matrimonio dieron media vuelta, cerraron la puerta y se marcharon.

La trampilla que ocultaba el acceso al desván volvió a dejar escapar la luz entre sus rendijas. El interior estaba impecable, recién limpia tal como Dani la dejó. Donde la policía científica no pudo encontrar ninguna pista válida, todo estaba en orden.

En la habitación oculta a todos los ojos ajenos a la adolescencia, el viento removió las hojas del bloc de dibujo. En su última ilustración mostraba una parada de bus con paredes de metacrilato translúcido por el paso del tiempo, lleno de graffittis. La única luz amarillenta de la farola solitaria hacía brillar la parte lateral de una lata de Coca-cola vacía en el suelo. Sobre el asiento,  mojado por el relente se encontraba un viejo bloc de dibujo abierto, lápices, sacapuntas y gomas de borrar sobre él.

Este dibujo final estaba firmado por Dani. Todavía quedaban páginas en blanco.

 

Trazos II

II

̶  Dani, levanta  ̶ dijo su madre. Ya era la hora de empezar el día. Para él solo habían pasado minutos desde que se durmió.

̶  Anda levanta que ya queda poco, el desayuno está preparado.

El olor a café que llegaba hasta la habitación, le animó. Tenía hambre.

̶ Mamá, ¿qué te parece si me encargo del desván?  ̶ comentó Daniel.

̶ Papá ¿qué te parece?  ̶ dijo Vanesa.

̶ Perfecto, hoy me encargaré del jardín trasero, si no necesitas que te ayude en otra tarea. Adelante  ̶ contestó Alfredo.

El desván estaba repleto de objetos tapados con sábanas cubiertas de polvo. Vanesa organizaría el mercadillo disfrutando como una niña con un juguete nuevo. Era difícil adivinar que se escondía debajo de los trapos amarillentos, pero no le importaría. Aquellos en condiciones de venta los apartará y el resto para restaurar si merecían ser salvados.

Daniel pasó entre los trastos hasta llegar a la única ventana que tenía la buhardilla. Sería un suicidio remover aquellos paños sin dejar un lugar de fuga a la cantidad de polvo depositado.

Una vieja bicicleta, varios percheros de madera, un sofá que necesitaría un buen tapizado, varias sillas, una mesita redonda… La mayoría solo necesitaba una limpieza a fondo.

Daniel bajó todo al garaje excepto un antiguo escritorio. Las cajoneras sobre las que reposaba el tablero estaban todas vacías. Le costó trabajo abrir el cajón central donde encontró una caja metálica con motivos infantiles. Guardaba una pequeña navaja con el mango de madera adornado por cuatro cartas de la baraja francesa. La metió en su bolsillo y reanudo las tareas de limpieza.

La oscuridad cayó sin apenas darse cuenta, aún era temprano. La tarde amenazaba lluvia y el cielo totalmente encapotado impedía el paso del sol, de pronto empezó a diluviar. El agua resonaba sobre el tejado, de vez en cuando los rayos alumbraban todo el recinto. La luz de uno de ellos dibujó a través del viejo papel pintado un rectángulo en la pared.

Daniel saco la navaja, la hundió por la ranura escondida siguiendo el recorrido que le marcaba, tiró del papel dejando al descubierto un panel que pudo retirar sin mucho esfuerzo. Tras él descubrió una nueva habitación. Entró con recelo, no podía ver nada, no encontraba el interruptor. Cayó un nuevo rayo, en ese breve espacio de tiempo le pareció distinguir una mesa, con un flexo y una librería tras ella, como pudo se aproximó para intentar probar si la pequeña lámpara de mesa funcionaba. Tras unos segundos encontró el cable que siguió hasta dar con la perilla. La luz de la bombilla titubeo hasta que Dani terminó de apretarla.

La estancia, un despacho con las paredes forradas de madera, una lámpara de araña en el techo y muebles antiguos resultaba confortable a pesar del olor a habitación cerrada. No tenía ventilación, solo una pequeña ventana redonda permitía la iluminación natural. Daniel no recordaba haberla visto desde el exterior.

Dani anduvo alrededor de la habitación inspeccionando todo, reparo en una caja forrada de cuero que asomaba tras unos libros mal apilados. Retiró los libros dejándola al descubierto, intentó abrirla de inmediato pero se encontró con la oposición del cerrojo que no había visto. El ojo de la cerradura estaba adornado por una orla metálica con motivos florales y una inscripción que rezaba “La abrirá la mano del muerto”. Quedó sorprendido por aquellas palabras, sorprendido pero a la vez le pareció algo familiar. Después de una hora desistió en adivinar el significado y abandonó el lugar.

Seis de la mañana, Dani saltó como un resorte de la cama. No había dormido bien durante la noche, no paraba de darle vuelta a aquella frase.

Se hizo interminable el tiempo que el PC tardó en cargar el sistema operativo y los programas. Al fin el icono de acceso a internet le abrió la puerta a la red. Cursor al navegador, la ventana de google apareció, introdujo la frase “la mano del muerto”. En menos de un segundo ya tenía los resultados de la búsqueda. Como primera opción encontró una entrada a la Wikipedia que definía la búsqueda:

«la mano del muerto es una jugada del juego de cartas del póquer. Se trata de una doble pareja de ases y ochos, y tradicionalmente es considerada una jugada que da mala suerte.

Origen

El 2 de agosto de 1876, James Butler Hickock, más conocido como «Wild Bill», estaba jugando al póquer cuando un delincuente conocido como Jack McCall se deslizó tras él y le descerrajó un tiro en la nuca. Wild Bill cayó silenciosamente al suelo sin soltar las cartas que atenazaba sus dedos: una doble pareja de ases y ochos, que se conocería desde entonces como la «mano del muerto»».

La imagen de la navaja con aquella incrustación llegó como un flash, fue a buscarla y el tiempo se ralentizó al intentar recordar. Tuvo que rebuscar entre el montón de ropa sucia donde había dejado los pantalones, no tardó en encontrarla. Por fin la tenue luz del monitor le permito ver con claridad dos ases y dos ochos. Doble pareja de ases y ochos. “La mano del muerto”.

Trazos I

Adoptado a los dos años, lo que más odiaba de la profesión de su padre era la cantidad de veces que había tenido que cambiar de domicilio, amigos y lugares a los que estaba acostumbrado. Pero no podía hacer nada, cuando fue adoptado su padre ya pertenecía a al ejército. No conocía a nadie tan enamorado, tan orgulloso de su profesión como lo estaba él.

Tenía asimilada esa característica familiar. Con solo 16 años se había trasladado en cuatro ocasiones. Unas por ascensos, y otras las desconocía. La que estaba a punto de comenzar era sin lugar a dudas la más traumática, dejar atrás a sus amigos, su instituto, su chica; la adolescencia tampoco ayudaba mucho para superar el próximo traslado. Los días se le pasaba en un parpadeo. Una semana y a la carretera. No mirar atrás e intentar adaptarse allá donde el destino lo lleve, era su objetivo. Intentaba mentalizarse para el momento.

Para poder despejar su cabeza se volcaba en lo que mejor sabía hacer, donde se encontraba a gusto. Ayudado por su bloc de dibujo descargaba en él su frustración. El libreto reflejaba hoja a hoja sus sentimientos. Existía una diferencia sustancial de los dibujos de las primeras páginas a estas últimas. Conforme avanzaba a través de los trazos de las ilustraciones cada una era menos colorida que la anterior. Se tornaban tristes, oscuras, monótonas, daba la sensación de que paulatinamente iba perdiendo esa capacidad natural de estampar en un trozo de papel todo su potencial, todos sus sentimientos.

̶ ¡Dani!, ¡Dani! ̶ Llamó insistentemente su madre desde la planta baja.

̶ Ya está de nuevo enfrascado en sus dibujos   ̶ pensaba mientras subía las escaleras hacia el cuarto de Daniel.

Llegó a la puerta, titubeo entre llamar o entrar sin más. Sabía lo que le molestaba a Daniel que interrumpieran su intimidad.

̶ Daniel ̶ volvió a llamar mientras golpeaba en la puerta ̶ Daniel no respondió, era imposible romper su concentración mientras se dedicaba a sus dibujos. Aún menos escuchando música del iPod.

No tuvo otra alternativa, entró sin volver a llamar. Nada más verla, Daniel dio un salto de la silla enfadado. Tiró fuertemente del cable de los auriculares mientras seguía escuchando la música.

̶ Vanesa, ¿cuántas veces te he dicho que no entres sin llamar?

Sabía cómo exasperar a su madre. No aguantaba que la llamara por su nombre, sobre todo sabiendo que era un recurso que utilizaba precisamente para eso.

Vanesa no quiso continuar la discusión, tenía experiencia, todo sería en vano solo serviría para retrasar aún más la tarea que le iba a encargar.

̶ Daniel ̶ le llamó, sabiendo que también le molestaba, siempre prefirió Dani ̶ Ve recogiendo todo lo que puedas, no lo dejes todo para el final ̶ dijo Vanesa intentando utilizar un tono tranquilizador.

̶ No te preocupes mamá ̶ dijo empezando una nueva tregua ̶ ya tengo casi todo empaquetado, solo falta los trastos que pueda rescatar del garaje.

Vanesa echo una mirada a la habitación comprobando ciertamente lo que Dani le había dicho. Gran cantidad de cajas rotuladas en rojo con el contenido de cada una de ellas estaban apiladas y bien ordenadas en una esquina. Dani podría tener algunos defectos pero el desorden no era uno.


 

El viaje duró ocho interminables horas. Ya estaban en su destino. Bajaron del coche delante de lo que a partir de ahora sería su nuevo hogar.

Una casa de dos plantas y un desván. Adosada a ella estaba el garaje, un pequeño jardín les servía de entrada, otro más amplio y mal cuidado en su parte trasera. No parecía una maravilla, todo lo contrario. Necesitaría unas buenas horas de bricolaje.

Dani en alguna ocasión había preguntado a su padre por qué no elegir una vivienda dentro de las Bases en las que estuvo destinado. Eran mucho mejores y más adecuadas para un Oficial del Ejército. Alfredo ̶ que así se llamaba  ̶ siempre había contestado de forma muy sencilla, de pequeño no lo entendió pero a esta edad lo comprendió en toda su extensión. “Para desconectar”, así de simple, así de claro.

Por dentro la vivienda tenía mejor aspecto, aunque distaba mucho de la decoración y el estilo de Vanesa. Pronto se pondría manos a la obra y como nueva. Experiencia no le faltaba. Aquel día durmieron donde pudieron.

La mudanza había tenido un contratiempo, el camión que transportaba los enseres de la familia estaba en la carretera esperando que llegara el servicio de recuperación. Avería inoportuna. Uno o dos días estarían obligados a utilizar los pocos muebles distribuidos por las habitaciones y que serían reemplazados sin duda. Vanesa era la mujer de los mercadillos, sacaría una buena tajada de los vetustos enseres.

Dani eligió la única habitación que tenía una cama simple, los padres lo hicieron en la de matrimonio. Ninguno se desnudó, no querían el contacto de la piel con aquellas ropas de cama mal cuidadas aunque limpias. Todos, como si se hubiesen puesto de acuerdo durmieron sobre la colcha.

Junto a la puerta de entrada a la habitación de Daniel, estaba el acceso al desván. Pasados unos minutos la oscuridad se hizo dueña de la casa. Las rendijas de la trampilla que ocultaba la escalera a la buhardilla se iluminaron. La familia dormía.

Por fin llegaron los muebles. El acondicionamiento empezó mucho antes facilitando en gran medida las restantes tareas. La vivienda había pasado a ser un hogar. Había que darse prisa porque en breve Daniel empezaría las clases y Alfredo el trabajo.

Daniel enfrascado en la mudanza, la matriculación en el nuevo instituto se encontraba algo más animado. No tenía tiempo para pensar en todo lo que se quedó atrás, demasiadas faenas, demasiado cansado. Caía rendido todas las noches sobre su cama, su verdadera cama por fin. Aquel día mientras se preparaba para descansar escuchó ruidos provenientes del desván, pero no lo suficientemente preocupantes como para retrasar el descanso. ̶ Ratones  ̶  pensó. En el exterior la luz volvió a colarse por las rendijas.

Halloween

Seis de la mañana de un día uno de Noviembre, Sebastián como la mayoría de los autónomos no se podía permitir descansar el día de todos los Santos, como siempre antes de salir  de casa fue habitación por habitación besando a sus hijos y su mujer, un café rápido tomado de pie apoyado en la encimera de la cocina y de nuevo a la rutina.

Sebastián a pesar de sus 50 años y un moderado sobrepeso se encontraba ágil, rápido y en forma dentro de los límites que su edad y la falta de ejercicio. Salió de casa, pulsó el botón del ascensor sin poder evitar tocar la puerta metálica  ̶ ¡que fría está la jodía! ̶  pensó-. Mientras el ascensor bajaba hasta la planta del garaje, encendió un cigarrillo aprovechándose de la hora  y de la festividad del día.

El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron con un sonido desagradable, se adentró en el estrecho pasillo que conducía a los aparcamientos, desde hacía varios días los pocos fluorescentes que aún funcionaban en el estrecho corredor parpadeaban asíncronos haciendo del lugar un espacio lúgubre y tétrico, nunca le gusto ese pasillo y lo cruzo lo más rápidamente posible. Una vez en el aparcamiento, sabedor de lo lenta que resultaba la apertura de la puerta de salida de vehículos acciono el mando a distancia. Lentamente la puerta se fue abriendo dejando entrar la luz artificial de las farolas del exterior. Una vez dentro del coche se frotó las manos para ahuyentar el frío de la mañana, dio media vuelta a la llave de contacto y la parte trasera se iluminó con la luz de marcha atrás que el día anterior había dejado metida, mientras tanto miro a través del retrovisor interior viendo la totalidad de la pared iluminada, de repente y sin previo aviso apareció sobre la parte trasera del vehículo una figura que se reflejó en el espejo, unos ojos blancos carentes de pupilas, la mandíbula desencajada y la cara desgarrada dejando ver los huesos maxilares, aquella figura golpeaba insistentemente el maletero dejando escapar de su boca  de forma explosiva un fluido viscoso y desagradable.

Sebastián quedó petrificado viendo como esta se alejaba acompañado de otra criatura de semejantes características y se perdían saliendo por la puerta que se encontraba a medio abrir. De repente sintió un agudo dolor en el pecho que se le irradia al brazo izquierdo, en ese breve momento que hay entre la vida y la muerte supo reconocer los síntomas de un infarto que resultó fatal.

II

Halloween fiesta pagana de origen anglosajón cada vez ha ido calando más en Europa. La celebración de la unión extrema o cercana del mundo de los vivos y el reino de los muertos, se ha traducido en una fiesta consumista que van desplazando a otras más arraigadas en otros sitios.

Era del 31 de octubre a la hora de las brujas. Las parejas se apresuran a refugiarse allá donde podían huyendo de la lluvia que durante la celebración de la fiesta empezó a caer, el agua y el frio hacia que te calara hasta los huesos una humedad fría como la muerte.

Marcos y Celia entraron en un garaje comunitario aprovechando la salida de un vehículo. Allí se frotaron las manos y se abrazaron mientras de sus bocas salía el vaho testigo de las bajas temperaturas.

La puerta del garaje se cerró, ella se asustó era muy tarde y ahora se encontraban encerrados en un recinto privado sin poder salir. Marcos la tranquilizó invitándola a seguirla para salir por las escaleras interiores que conducían a los propietarios hasta sus plazas de aparcamiento. Todo fue en vano, fueron sorteando puertas hasta llegar a la que le dejaría llegar a la salida pero esa estaba cerrada con llave, era imposible salir.

Las tres de la mañana, disfrazados de zombis y prisioneros en un garaje. Bonito panorama para terminar la festividad. Se acurrucaron como pudieron detrás de un coche y se abrazaron para mitigar el frío. Marcos sacó una botella de vodka medio vacía y poco a poco fueron consumiendo el alcohol para entrar en calor.

De repente un estruendo despertó a los jóvenes, una luz blanca los deslumbró y Marcos se levantó sobre el maletero del coche tras el cual se había ocultado, la rapidez en levantarse, el frío y el alcohol le obligó a vomitar sobre el mismo sin poder evitarlo. Celia tiró de él como pudo, la puerta del garaje estaba abierta y salieron a toda prisa.

  • ¡Por fin hemos salido! Dijo Celia.
  • Menos mal. A pesar de todo no ha pasado nada, imagínate si el tío del coche nos coge dentro de su garaje. Contestó Mario.
  • ¡Joder a mí me da un infarto! Replicó Celia.

Monarquía o República

Escrito el 25 de marzo de 2013

Hoy en día está muy bien visto decir soy republicano, tanto es así que cuando alguien quiere expresar su apoyo a la monarquía en los medios de comunicación primero sueltan la muletilla de “que conste que no soy monárquico”, yo que soy un don nadie si me atrevo a decir abierta y claramente que soy monárquico, porque hay que decirlo en un país donde se empezó a estigmatizar todo aquello que se identificaba con España, se empezó a llamar por parte de la clase política y de los medios de comunicación “nacionalista” a todo aquel que defendían y defienden a su comunidad autónoma, sobre todo quisieron y quieren secesionarse incluso con el uso de la fuerza y el crimen, el adjetivo pasó a ser atributo de unos pocos, se hicieron con el copyright. Vivimos en un país tan raro que a los que sienten a la bandera y los símbolos de su patria se les llama “facha, fascista, franquista, etc.” hijos de una Constitución tutelada ¿de verdad estos saben las razones de esa tutela? ¡claro que no! porque observan la historia desde la perspectiva de hoy no desde el marco contextual de la época, de verdad puede creerse que en un clima militarizado como el que existía en 1975 se pudo dar el salto a la democracia sin que volvieran lo antiguos fantasmas de la guerra fratricida, de verdad no se acuerdan cómo tuvieron que ceder los de uno y otro bando: se legalizó el comunismo en España, los sindicatos de trabajadores, se pactó la constitución en la que para no herir sensibilidades, resulta que los españoles no hablamos español sino castellano, una constitución que permite que en una monarquía esté representado en el congreso partidos republicanos, independentistas y republicano-independentista. Yo no conocí la dictadura ni la república, pero tengo la convicción de que sí en este país se cambia la forma política del estado de monarquía parlamentaria a una república, sufriría una degradación en mis ideas, convicciones y coherencia que seguramente me influirían sobremanera al no poder casar mis únicos valores ideológicos que para mí son genéticos: la democracia y la monarquía que es lo que he vivido y de lo que puedo opinar, el resto es historia sujeta a la subjetividad.

Todos hablan de república una forma de estado que en España solo ha existido durante 9 años de su historia. Con una I república que duró un año con cuatro gobiernos, donde nacieron las ideas de los cantones hasta el punto en que Cartagena se constituyó en uno utilizando la bandera de Turquía porque no tenía otra. De la II república no voy a hablar por no caer en el tópico de creer que la historia de España empezó con la II República hasta hoy, pero si me voy a preguntar y lo traslado a los lectores ¿es la república hoy en día patrimonio de la izquierda?, que cada uno reflexione.

Dicho esto como hombre dado a leer más de un libro, con ideas políticas que me hacen votar cada vez en un sentido. Con conciencia de elegir a mi próximo presidente a quién en mi humilde entender pueda hacer lo mejor para guiar este barco que se hunde si todos no remamos en la misma dirección. En mi vida he votado a derechas e izquierdas sintiéndome defraudados por unos y por otros.

Hubo una vez un pueblo que se componían de pequeñas ciudades-estados, que continuamente estaban en conflicto bélico entre ellas, pero que cuando llegaban los juegos olímpicos, paraban las guerras, cuando eran atacados por civilizaciones externas todos se unían como una sola nación. Ellos se llamaban espartanos, atenienses, arcadios, beocios… pero cuando eran invadidos o veían peligrar su forma de cultura, su forma de vida todos se llamaban griegos. Por cierto su forma de cultura, su forma de vida, sus costumbres y sus tierras es el acervo que constituye lo que se denomina patria, esa palabra que por lo visto solo debe de emplearse en el ámbito castrense y que fuera de él nos avergonzamos de pronunciar porque vivimos en un país donde ser nacionalista es ser cualquier cosa menos español, donde decir que hablamos español es un insulto de tal manera que se incluyó en la carta magna como lengua oficial el castellano, pero esto es normal porque para entender el conjunto tenemos que retrotraernos también al contexto de la transición donde tanto los de izquierda como los de derecha, los nacionalistas vascos y catalanes, tuvieron que sacrificar parte de su idiosincrasia en pos a conseguir un bien mayor, fue la última vez que se hizo política de estado.

De verdad se puede creer que esa conciencia de la Grecia clásica existe en este país de negros y blancos, un país en el que no existen tonos de grises y así lo avala el Sr. Julio Anguita cuando duda si existe en España una idea de la clase de república que el país se merece, porque si no la hay el mismo manifiesta que no la aceptaría. El sr. Pérez Reverte también se manifestó en el sentido de que él no es monárquico pero viendo a los posibles dirigentes de la república, no le quedaba más remedio.

Estamos siendo guiados por unos medios de comunicación, a través de ordenadores, tablets etc. que nos está haciendo ser meros lectores de titulares periodísticos, adictos a las “negritas” y “cursivas”, no debemos ir tan deprisa. No se puede ir por ahí hablando a tontas y a locas con la que está cayendo. Nos estamos fracturando y no vienen a reparar los entuertos, al contrario, todo el que llega viene a echar más leña al fuego. En estos momentos tenemos que tener una visión más de conjunto, un solo día de celebración del aniversario de la 2ª República y se nos olvidan los problemas de España.

¡Ya está bien!, ¿está garantizado que lo que el rey representa en este Estado, en la república si elegimos a un presidente como el Sr. Felipe González, Sr. Aznar, Sr. Zapatero, Sr. Rajoy todo estaría arreglado?

Son muchas las voces que dicen que la representación del Estado no puede ser por línea de sangre y luego apoyan el relevo al frente del gobierno cubano por línea de sangre de 2º grado, que la Constitución es una herencia de la dictadura, incluso muchos se atreven a decir que ellos no la votaron. Por supuesto que no la votaron, no tenían edad para hacerlo, actualmente el 70% de los españoles no la votaron y el 100% de los estadounidenses tampoco. En toda la historia de España solo han sido 9 años de república de dudosa o nula utilidad.

También dentro de la coherencia los comprendo: cuando a los sindicatos se les quita las subvenciones, caen los que reparten los ERE,s entre los suyos, cuando se compara a los sufridos desahuciados con los nazis, cuando se faltan a las promesas electorales, es muy fácil decir viva la república… hoy no me he podido contener y dentro de lo insignificante que soy en este mundo he tenido que decir ya basta, todos tenemos que aparcar ideologías y empujar el muro que se nos viene encima, que no es momento de discrepancias, que no es momento de hablar de cambiar la Constitución, ahora más que nunca es el momento de cumplir sus 169 artículos sus cuatro disposiciones adicionales, sus 9 disposiciones transitorias la derogatoria y la final.

En cuanto a la monarquía y la Constitución, sí que lo tengo claro, aquí no puedo aplicar la frase del genial Groucho Marx: “estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.” por lo tanto no me queda otra para cerrar esta reflexión que decir: ¡¡¡viva España, viva el Rey!!!

Violencia de género

Escrito el treinta de octubre de 2013

Se dice que la excepción confirma la regla pero estamos siendo testigos del aumento de los casos de violencia «de género» contra los hombres, y son estos los que ahora sienten vergüenza para denunciar los casos por arrastrar aquello de ser señalados como «calzonazos». Lo peor de todo es que se está ante un vacío legislativo y ayuda institucional, sin mencionar la tutela del Estado que se debe a cada español a través de la Constitución.

Si el Art. 14 de la Constitución establece sin lugar a duda que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Nos encontramos que este Artículo choca frontalmente con lo recogido en el Art. 1 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género en el que se define el objeto de la Ley en el siguiente sentido: La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus conyugues o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.

Continuando con la argumentación anterior, decir que con posterioridad a la Ley Orgánica 1/2004 se aprueba en el 2005 la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, esta modificación permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, entonces solo queda dirimir si ciertamente la Ley 1/2004 hace que todos los españoles estemos amparado en igualdad de condiciones por el derecho subjetivo que de esta emana. Ciertamente y a mi criterio no ya que en el plazo que transcurre desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica y la Ley que modifica el código Civil, esta primera ya queda totalmente obsoleta o cuanto menos deja de corresponderse con la realidad social del Estado en el que vivimos. Si ya desde el principio el hombre recibía un trato discriminatorio ante la posibilidad de ser objeto de la violencia de género, con la ocasión de contraer matrimonio las personas del mismo sexo también son las mujeres de matrimonios entre mujeres las que quedan fuera de la protección de este delito y lo mismo en matrimonios entre hombres.

A los magistrados no les queda otra posibilidad que trabajar con las herramientas que el Poder Legislativo les provee, por lo tanto mientras que si un cónyuge (masculino) maltrata de forma física o psicológica a su cónyuge (femenino) la pena es mucho mayor por razón de su sexo aunque el hecho punible en sentido contrario sea idéntico.

No se puede ni se debe legislar con las estadísticas en las manos, si se pretende hacer una Ley justa esta debe prever todos los casos que trata de regular. ¿Qué son mayoría las mujeres maltratadas? SI ¿Qué el porcentaje de hombres maltratados es menos? SI, pero eso no puede ser objeto para dejar fuera de la cobertura legal que esta Ley Orgánica establece, porque volviendo al principio de esta entrada de blog “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”

Abundando más en el asunto del nuevo statu quo del Código Civil y teniendo en cuenta que en cada pareja sea hetero u homosexual siempre existe un sujeto dominante en la relación, porque es una cualidad inherente al ser humano, ¿cómo responde la Justicia ante una agresión del cónyuge 1 al cónyuge 2 en un matrimonio entre personas del mismo sexo? Pues como un delito de lesiones sin más, sin que ello active las medidas de protección que la Ley Orgánica 1/2004 otorga al cónyuge femenino en una pareja heterosexual.

Siempre queda la posibilidad de modificar las Leyes, como se ha hecho en muchas ocasiones con otras, una reforma que debe pasar  por su rúbrica dejando a un lado la mal llamada violencia de género y reemplazarla por violencia conyugal, por poner un ejemplo más acertado.

Muchos os preguntareis porque me he referido a la violencia de género como una acepción mal utilizada o no acorde con la realidad, es muy sencillo: el Derecho regula la interacción de las personas en cuanto estas se relacionan en sociedad, por lo tanto si hablamos de personas, las personas no tienen género el género es un concepto gramatical dentro del ámbito lingüístico. Pero, qué bonito queda hacer referencia con palabras que no se corresponde con la corrección del hablante para hacer que parezca más correcta socialmente, mientras nos «cargamos» nuestra lengua. Además si se pretende igualar género con sexo ¿Cómo puede el mismo poder Legislativo no hacer referencia alguna al género en la Ley 13/2005, por la que se modifica el Código Civil? y sin embargo se recoge en 16 ocasiones la palabra sexo, para referirse a los matrimonios.

http://www.estrelladigital.es/espana/Hombres-maltratados-cara-moneda_0_1472852918.html

http://www.rtve.es/noticias/20130811/hombres-maltratados/729222.shtml

http://www.hoy.es/v/20130412/badajoz/mujer-condenada-trabajos-comunitarios-20130412.html

¿Dónde se ha perdido la infancia?

Recuerdo mi infancia como algo lejano, casi en blanco y negro. Recuerdo aquellos años cuando el tiempo de juegos y recreos se dividía en “épocas”la de las bolasla de las colecciones de cromos, o la de las bicicletas para aquellos que las tenían y sus padres podían costeársela, los menos afortunados teníamos que esperar a que «nos dejaran unas vueltas», tiempo que se aprovechaba al máximo. Por encima de todo estaba el fútbol, este juego abarcaba todas las «épocas». Siempre había una excusa para darles unas patadas al balón.

También recuerdo que la infancia duraba hasta los 12 o 13 años, edad en la que empezaba la adolescencia que se extendía hasta la mayoría de edad. Los chicos veíamos como nuestras compañeras de clase se hacían mujeres mientras nosotros aún llevábamos pantalones cortos. Esos celos que fruto de lo anterior sufríamos al ver que ellas se interesaban por los chicos de los cursos superiores.

No teníamos ni la más mínima idea de cómo funcionaba ese mecanismo, ahora nosotros nos veíamos atraídos por las de nuestra clase, por las de cursos inferiores y por las de los superiores. Ellas siempre maduraron primero mientras que nosotros, bueno algunos todavía no lo hemos hecho.

Hoy los niños no juegan como antes. Si se les escucha hablar, la mayoría de ellos lo hacen de forma que dista mucho de estar dentro de los márgenes de su edad. Escuchamos a sus padres por la boca de sus hijos. ¡Ya son mayores!

Las relaciones sexuales llegan alrededor de los 12 años ̶ ¡Cuánto tiempo hemos perdido! ̶ Adquieren sus primeros teléfonos móviles, que nadie les ha enseñado a usar educadamente quedando sujeto a esta tecnología. Los aísla uno de otros en las mismas reuniones en la que quedan para pasar el rato en cualquier sitio de la ciudad. Bancos llenos de jóvenes sin hablar solo pulsando frenéticamente el teclado del móvil, islas en un mundo real dentro de un universo virtual.

Niñas de 11 años se quedan embarazadas en el siglo XXI donde se creía que la educación había erradicado este problema. En este sentido no podemos culpar a la juventud del todo, el gobierno mismo a través de leyes ha conseguido que se conviertan en mayores de edad por la puerta de atrás. Pueden comprar la píldora del día después sin el consentimiento paterno, delegando la patria potestad a los profesionales de las farmacias. 

«jóvenes sin hablar solo pulsando frenéticamente el teclado del móvil, islas en un mundo real dentro de un universo virtual.»

La inestabilidad en los planes de estudios hacen de una gran parte de nuestra juventud personas manipulables donde puede germinar como semillas en tierra fértil las peores ideas radicales de izquierdas o de derecha, qué más da, los extremos no son buenos en ningún ámbito de la vida (político, religioso, cultural etc.). Caen en círculos de desarmados, se rodean de personas sin escrúpulos que los confunden amplificando sus mensajes xenófobos, fascistas y de violencia extrema. Las personas, si así se les pueden llamar, que infunden estas ideas se aprovechan de jóvenes en plena adolescencia, jóvenes con cuerpo de hombres pero con cerebro de lo que son, niños. Cuerpos con cerebros mal programados desde la infancia.

La pérdida de valores en la familia germen de la sociedad, el respeto a sus mayores. Los mayores que confundieron en su día libertad con libertinaje.

En muchos casos esto fácilmente se podría haber evitado si alguno de los responsables educativos, no me estoy refiriendo académicamente, hubiesen dicho una sola palabra en el momento justo: NO.

Otro gran error es confundir educación académica con cívica, la primera se imparten en los centros docentes y la segundad se debe o debería impartir en un 95% en casa. La educación cívica del latín Civitate, que significa ciudad y por lo tanto del ciudadano para convivir con el resto de las personas que les rodea, debe de estar inculcada en su fase más temprana en los niños. Se complementará en los colegios, no sirviendo absolutamente de nada si no toman ejemplo de sus referentes en casa: los padres.

Somos culpables en la medida que nos toca: padres, educadores, políticos, etc. Hagamos un examen de conciencia y preguntémonos ¿dónde se ha perdido la infancia?

Insomnio

Ω

Insomnio

La mejor inversión de mi vida fue aquella casa de tres plantas en un lugar céntrico de la ciudad. En la primera tengo mi trabajo, en la segunda la vivienda y la tercera reservada para mi afición favorita.

La habitación en la que suelo pasar el mayor tiempo nada tiene que ver con los estándares que la mayoría consideran los adecuados. Su ambiente enrarecido, los papeles y libros desordenados sobre la mesa del escritorio vintage, aquel viejo cenicero esmerilado por el paso de los años lleno de ceniza y colillas de varios días. Me gusta observar las volutas de humo de los cigarrillos a medio apagar elevarse hasta desaparecer difuminándose a lo largo del amarillento techo, en otro tiempo blanco. En el cuarto es todo desorden, pero es mi desorden.

Hoy ha sido un día tranquilo en la primera planta, he cerrado antes de tiempo, no es que los clientes se fueran a quejar mucho, ellos nunca lo hacen, son sus familiares con sus estúpidos llantos los que me traen de cabeza. Esas mujeres con la cara llena de pintura de ojos corrida en la mayor de las ocasiones por esas estúpidas y fingidas lágrimas de cocodrilo, lágrimas para quedar bien con la mayoría social. Esta tarde como muchas otras no tenía previsto ningún trabajo extra, pero eso nunca se sabe. La profesión es así.

Llegó el momento de pasar un tiempo en mi «leonera» particular, relajarme antes de dedicar parte de la noche a mi afición favorita. Tengo un trabajo a medio hacer, más tarde le pondré fin para poder empezar otro mañana mismo, tengo que hacer hueco. Estos horarios no es la mejor manera de combatir el insomnio pero tanto tiempo luchando contra él me ha hecho sacarle partido, al fin y al cabo nunca fui de los que suelen hacer lo que su psiquiatra le recomienda, ¡que sabrán ellos!

Llevo como dos horas delante del ordenador, he fumado lo indecible, leído el correo y  navegado por las páginas en las que busco la mayor información para mis próximos proyectos. Las dos de la madrugada, buena hora para terminar el trabajo a medias. El ascensor es una buena herramienta, sin él el trabajo sería demasiado para una persona de 54 años aferrado a sus costumbres, sus hábitos descabellados, su trabajo y esta vida de anacoreta ateo. Disfruto mirando mi reflejo en las paredes de acero inoxidable que devuelve mi imagen distorsionada, me muevo de un lado a otro para ver cómo cambia mi reflejo a medida que el ascenso asciende. Por fin se ha detenido en la tercera planta, esta parte de la casa es totalmente diferente de las demás, más parece un quirófano, por su extremada limpieza y orden, que a un anexo a la desordenada y sucia vivienda. En una de sus habitaciones una barra atraviesa la habitación principal de lado a lado, de ella pende una gran bolsa negra que gotea sobre el inmaculado suelo de cerámica. Es la hora de tirar la basura, pero antes debo limpiar esta porquería. El cubo con escurridor y la fregona están preparados solo tengo que recoger y desinfectar este desastre.

Acercó una vieja silla de ruedas a la bolsa que cuelga de la barra. La silla de rueda de su madre le sacó de muchos apuros, no era edad para cargar ese peso. No dejaré que de nuevo se acumule tanta basura —pensaba mientras agarraba la bolsa fuertemente— cuando la bolsa se soltó del gancho tuvo que hacer un esfuerzo para no caerse y dirigir el bulto hacia la silla. La limpieza no duró mucho tiempo, tampoco había salido tanto. Agarro la silla con el bulto y de nuevo se montó en el ascensor.

En la primera planta tuvo que esquivar varios ataúdes de los que estaban expuestos de cara al público, el peso del bulto no le facilitaba la tarea y más de una vez patinó sobre el viscoso líquido que volvía a salir de la debía ser una bolsa hermética. No tardó en entrar en la trastienda, cruzarla y llegar a la incineradora, se detuvo un momento para recuperar el aliento, tiró de la camilla corredera y colocó el bulto sobre ella. Cuando lo empujó hacia el interior algo dentro del paquete se movió. ¿Cómo puede ser?, estoy seguro de haber acabado bien el trabajo; ya es tarde no volveré a subir esta carroña. Cerró la puerta e inició la secuencia de incineración mientras miraba a través del cristal templado como las llamas iban aumentando. De la bolsa medio derretida salió el brazo de una mujer con señales de ataduras en la muñeca, abrió fuertemente los dedos y el calor los fundió con el resto del cuerpo. Ahora ya no llorarás más, hipócrita —Pensó—

Trabajo finalizado, ya va siendo hora de dormir un poco.

Esquizofrenia

maxresdefault

Allí en esa fría azotea del psiquiátrico, de pie mirando al infinito a 50 pisos de altura, al borde del abismo. Las voces que llevaba escuchando hace varios días no le dejaban en paz, se sentía angustiado, abandonado. El tratamiento no surtía efecto después de tantos meses. Un escalofrío recorría su cuerpo cada vez que volvían a martirizarlo aquellas voces. No recordaba que desencadenó esa locura que ahora lo estaba dejando inútil, incapaz de hacer el trabajo para lo que él pensaba era su destino. No quería por nada del mundo defraudar a su padre y mientras tuviera fuerzas se resistiría a seguir los dictados de esas voces que no desaparecían de su cabeza. Quizás la solución no estaba en la medicación que lo tenía enclaustrado en sí mismo, incapaz de razonar, de tener un pensamiento coherente, en resumidas cuentas, de vivir.

Las rachas de viento le hacían tambalearse peligrosamente hacia su perdición, pero cada vez que era azotado se mantenía firme en ese filo entre la vida y la muerte que le separaba del duro asfalto a 100 metros de distancia, todo empezó como un susurro hasta que las voces volvieron a martillear su cabeza

  • A qué esperas, no lo pienses más. ¡Salta!
  • ¡No! No lo vas a conseguir «Gritaba a viva voz»
  • Entonces por qué has subido hasta aquí.
  • Solo quiero estar tranquilo y esperar que Dios me ayude a librarme de ti.
  • ¿Y para estar tranquilo estas ahí de pie al filo de la muerte?  ¿Y Dios? ¿Todavía crees que Dios es todopoderoso, incluso que existe? Dios es un madero en el agua para un náufrago, te agarras a él pero el tiempo te hará morir. Una muerte peor que la del ahogado, sufrirás hambre, frío, soledad, abandono. Sentirás que no eres nada en ese infinito mar.
  • ¡No, Dios no es eso, Dios es amor, bondad!
  • ¿Amor, Bondad eso dices? si Dios es todo eso por qué arrebata la vida a niños para castigar a sus padres, porque permite que haya tanta guerra en el mundo, tanto sufrimiento. ¿Bondad, Amor? No te has parado a pensar que Dios castiga, que es incapaz de evitar el devenir de estos humanos que van hacia su destrucción. El diablo te tienta, pero es la imperfección del hombre la que hace que caiga en ellas, el diablo te da la opción de elegir, la imperfección que insufló ese Dios en vosotros es la perdición absoluta de los hombres. No puedes hacer nada.
  • No, te equivocas, ya sé quién eres y ahora sé a quién me enfrento, tienes muchos nombres y has estado aquí desde el principio de los tiempos, no voy a permitir que me sigas martirizando, no eres nada, no eres nadie. Como bien has dicho el diablo tienta, pero yo soy más fuerte que tú porque tengo a Dios de mi lado y no vas a volver a martirizarme. Ahora lo tengo todo muy claro.

La puerta de acceso a la azotea se abrió de repente y varios enfermeros del psiquiátrico corrieron hacia él. No les dará tiempo a llegar —Pensó —, la decisión estaba tomada. Dio la espalda a los hombres que cada vez estaban más cerca, el viento zarandeaba sus batas blancas, sus manos se proyectaban hacia él.

Con un pequeño gesto se arrojó al vacío dejándose caer lentamente desde la cornisa, el aire cortaba su cara, la aceleración de caída aumentaba hasta llegar casi a la velocidad terminal, al llegar a pocos metros del suelo sus alas blancas se desplegaron mostrando toda su majestuosidad, remontó el vuelo ascendiendo más y más hasta desaparecer entre las nubes. Ahora se sentía libre. Aunque las voces no desaparecían su problema no era saber quién le hablaba, su incógnita siempre fue no saber quién era él.